Para la mayoría de los lideres de negocios es suficientes saber 5 o 6 datos diarios y otros 3 o 4 mensuales para saber si el negocio va bien. Con ventas, producción, calidad, servicio al cliente y cobranza les basta para estar tranquilos. Por desgracia puede haber buenos resultados mensuales con la revisión de margen y utilidades y una hoja de balance que muestra un endeudamiento aceptable todavía, pero la tormenta se está formando y eso no se muestra en los indicadores operativos que revisa nuestro líder. Esta miopía solo se cura con los lentes estratégicos y por eso la pregunta es relevante, ¿Cómo amaneció, además de sus indicadores, su estrategia hoy?

Ya sea que tenga un documento muy elaborado y claro sobre la misión y las principales iniciativas estratégicas y objetivos o todo ese conocimiento lo tenga solo en la cabeza del dueño o el equipo líder, todas las empresas tienen una estrategia.

Hay pequeños cambios en la empresa que suceden ante los cambios del mercado, los competidores o la tecnología; y la estrategia se va adaptando y modificando sin que la organización este consciente de cómo se han ido alterando los principios estratégicos acordados, o los objetivos originales.

Por eso ante los cambios que están sucediendo a las empresas conviene preguntarse ¿Cómo amaneció su estrategia hoy? Y por supuesto, como amaneció la capacidad de la organización para ejecutar lo que ahora constituye su estrategia y la capacidad para cambiar conscientemente.

Rumett, uno de los estrategas más famosos propone tres preguntas para determinar nuestro estado estratégico.

Primero ¿Son los objetivos del negocio los más apropiados?, segundo, las iniciativas estratégicas y los planes ¿son los más adecuados para lograr esos objetivos? Y tercero ¿los resultados logrados reflejan esos supuestos críticos sobre los que descansa su estrategia?, ¿los confirman o los refutan?

Los objetivos de la empresa pueden ser representados por los elementos que definen el rumbo, como la visión o la misión o bien el propósito que guía a la empresa. También pueden ser objetivos estratégicos como escalamiento o innovación. Estos se establecen en términos cuantitativos.

La primera pregunta entonces es, ¿Es este juego de objetivos estratégicos el más adecuado? ¿Los he revisado recientemente? ¿Presentan lo que quiero lograr? ¿Son consistentes, no hay objetivos en conflicto entre ellos de tal forma que se contrapongan? ¿Hay casos en que el logro de uno es a costa de otro objetivo?

Los objetivos ¿han evolucionado conforme cambia el mercado, los clientes, la tecnología? ¿Consideran las nuevas posibilidades?

Hay una frase de la sabiduría popular que dice “cuidado con lo que quieres porque lo puedes lograr” y resulta que lo que quieres puede no ser lo más conveniente para la empresa y cuando finalmente lo logras te das cuenta de que no era el mejor objetivo.

Es fundamental esta primera pregunta porque en muchas formas, es lo que determina todo el trabajo y la vida de la empresa. Así que para saber cómo amanece su estrategia hay que empezar por conocer el estado de salud de los objetivos estratégicos.

La segunda pregunta nos lleva a evaluar las iniciativas estratégicas y los planes y proyectos que se desarrollaron para lograr los objetivos.

¿Están las iniciativas realmente enfocadas y alineadas con los objetivos? Un ejemplo lo da la historia clásica del sabio que se encuentra a su discípulo buscando una moneda bajo la luz de la lampara en la calle y la pregunta ¿Dónde se te perdió la moneda? “en la casa”, responde el alumno “¿y porque la buscas aquí?” pregunta el maestro, “porque aquí hay luz y allá no”.

Así sucede con los planes mediante los cuales buscamos los objetivos y las herramientas que utilizamos. Cuidado, porque quizá estamos en donde hay luz, no donde debería estar trabajando la organización. Muchas veces es por falta de conocimiento o falta de personal adecuado, pero nos encontramos que los planes y proyectos no van encaminados a los objetivos buscados.

La tercera pregunta resume todos los análisis anteriores. Como amanecen los resultados los que estas logrando, son los que originalmente se buscaban ¿ratifican los supuestos? Nos preguntamos si los objetivos eran logrables, si eran verdaderamente retadores o los superaron las circunstancias. Las iniciativas estratégicas fueron las adecuadas, las que se querían, para lograr los objetivos.

Al evaluar los resultados y su correlación con las iniciativas y supuestos es necesario aplicar la disciplina de no hacer consideraciones y aproximaciones porque de otra forma perdemos la esencia de la estrategia. En pocas palabras, el análisis estratégico exige honradez y realismo.

Los resultados ¿realmente han puesto a la empresa en una mejor posición competitiva con respecto al mercado? y considerar si los esfuerzos ¿han sido lo mejor que puede hacer la empresa?

Tres preguntas que pueden generar un programa de revisión de la estrategia que puede llevar 3 horas, 3 días o 3 meses, todo depende de que tan profundo sea la revisión que necesite su estrategia hoy.