Desde que Simon Sinek participó en TED, su conferencia sobre el Why ha sido vista millones de veces y se han escrito multitud de artículos y libros sobre ese tema. En resumen, Sinek sostiene que lo más importante del sentido estratégico del negocio es el Why, el por qué o propósito del negocio. Indica que las empresas que logran establecer un por qué, una razón de ser, que conecte con los clientes o con el público, estarán en una posición competitiva mejor que aquellas concentradas en el qué (producto) o en el cómo (lo hacemos o entregamos) de los productos o servicios.

La diferencia es la inspiración que se genera. Un ejemplo es Apple que tiene muy claro su por qué (está bien hacer cosas que sirvan y satisfagan al cliente, pero se enfocan más bien en el tema: “desafiamos lo establecido, pensamos diferente y somos innovadores” y logra posicionarse sobre las empresas que explotan el qué y cómo “hacemos productos que funcionan y son económicos”). La confianza que se genera es diferente y la relación con el cliente es más cercana y duradera.

Nuestra idea de cómo construir o actualizar el Why que sigue, se basa en tres fuentes principales además del video de TED: un libro que se llama Find your Why del mismo Sinek, un libro de Ibarrondo de coaching deportivo y una lámina muy ilustrativa de un autor japonés que se ha popularizado, sobre los elementos del Why.

¿Por qué complicar las cosas? Si ya tenemos visión, misión, valores, estrategias, objetivos, etc., ahora le añadimos el Why. Desde una óptica de negocios, el propósito ya era un elemento importante en los elementos del rumbo de la empresa. Algunas empresas tenían ya un sentido de propósito más allá de la visión y esto les permitía lograr un mejor engagement y alineación de las personas en la organización. Ante las nuevas generaciones millennials y Z (iGen) las empresas deben tener propósitos con los cuales ellas se puedan identificar, y se espera que los líderes modernos tengan claro su Why que energice a sus colaboradores. En su mayoría personas jóvenes.

El modelo japonés para desarrollar el propósito atribuido por Ibarrondo en su libro La primera vez que le pegué con la izquierda, otro autor de apellido Zuzunaga parte de cuatro conceptos personales que al interceptarse constituyen el propósito.

Estos elementos son misión, ambición, vocación y profesión y están constituidos por tu selección e interacción de alternativas sobre lo que haces bien, lo que amas, por lo que te van a pagar y lo que el mundo necesita de tu persona o de tu empresa.

El proceso de enlazar misión, vocación, profesión y pasión es a veces trabajo de toda una vida, aun para aquellos que parece que lo tienen resuelto muy temprano, o bien, para las empresas que están continuamente ajustando el rumbo y actualizando su propósito o su llamado.

Por ejemplo, Apple que había sido muy consistente en su propósito original, parece haberlo abandonado en favor de una competencia por el “streaming” compitiendo con Netflix y Amazon, enfocándose en las estrellas (Spielberg, Jennifer Aniston y Ophra) y en los pagos en línea más que en su Why original. Esperemos a ver cómo logran integrar este nuevo reto.

Te propongo un ejercicio personal consiste en el análisis de los elementos básicos; qué me gusta, qué hago bien, qué necesita el mundo y por qué me pagan y así se definirá cuál es tu misión, pasión, vocación y profesión.

  1. La misión esta en la interfase entre lo que amas, por ejemplo, tu habilidad para organizar personas y lo que el mundo necesita, tratar a los niños con discapacidades o con las organizaciones para apoyar a los niños con discapacidades y la misión entonces consiste en construir estas organizaciones y hacer que funcionen.
  2. La profesión es lo que haces bien y lo que pagan por hacerlo. Si haces bien la gestión de negocios y por eso te pagan en la empresa en que trabajas. Para un doctor curar pacientes y establecer su práctica médica se convierte en una profesión.
  3. La vocación se ubica entre lo que el mundo necesita y lo que te pagan por hacer. Siguiendo el ejemplo de los niños discapacitados, su vocación se encuentra entre la necesidad de los niños discapacitados y la dirección remunerada del colegio o instituto para esos niños.
  4. Pasión es lo que hago bien unido a lo que amo. Mi pasión es disfrutar los vinos y me convierto en un sommelier que disfruta y aumenta el conocimiento con cada cata y cada viaje a los viñedos.

Así se pueden completar los cuatro componentes del propósito. El propósito personal simplificado es una declaración muy corta, es una frase hecha de dos elementos: primero ¿qué soy?, de preferencia usando una metáfora y segundo ¿cuál es mi contribución? Por ejemplo, Ibarrondo tiene su propósito como “soy una estrella fugaz que ilumina propósitos”; uno de mis primeros intentos para mi rol de coach dice que “soy el Sherpa que te muestra la cumbre”.

Estos ejercicios llaman al autodescubrimiento. Hay que trabajar para encontrar cada uno de los elementos y aplicarlos para cada faceta de la existencia. El trabajo profesional en ocasiones es diferente del rol de especialista o inversionista o de padre de familia o trabajador social. La integración de los propósitos particulares lleva al propósito integral de la persona como un todo.

No es trabajo de un rato, pero es un ejercicio de revisión de la historia, declaración del presente y proyección a futuro que alimenta tu autoconocimiento y autoconciencia.

Mucho éxito en tu esfuerzo.