Los deportes que tienen más de cien años de jugarse en ligas profesionales, de pronto tienen nuevas estrategias, dentro de las mismas reglas, logran resultados muy diferentes que hacen nuevos protagonistas y campeones.

Las reglas son las mismas, pero el juego cambió radicalmente con las nuevas estrategias. Lo básico se mantiene: dimensiones de la cancha, balones, número de jugadores, etc. Pero cambiaron las formas de jugar.

Hace un año y medio salió del Real Madrid el entrenador Rafael Benítez dejando en muy mal estado el equipo. Mal ambiente en el vestidor y los resultados en el suelo. No se veía como arreglar una plantilla plagada de estrellas en desorden y llenos de resentimiento.

Entra al relevo Zinedine Zidane, gran jugador, pero sin experiencia dirigiendo en primera división y en un año y medio logra un campeonato de liga y dos títulos de la liga de campeones, el título más prestigioso del mundo del soccer. Zidane aplicó una solución sencilla, aprovechar a toda la plantilla de jugadores y ponerlos a jugar a todos, aunque esto significaba sentar algunas veces a los grandes protagonistas, los Ronaldos y Ramos que estaban acostumbrados a jugar todos los partidos, pero que con ese desgaste llegaban al final de la temporada deshechos y con su rendimiento muy disminuido.

Con la oportunidad de jugar todos, el ambiente en el vestidor se hizo más agradable y los resultados han sido excelentes.

En el otro lado del mundo en Estados Unidos el béisbol, que siempre ha sido el deporte de las estadísticas, que cuentan la historia de los juegos, de los jugadores y de los equipos, se ve ahora transformado por más números.

En el 2015 se desarrolló un nuevo software que permite medir la manera como batea cada jugador. El ángulo que tiene cuando sale la pelota del contacto con el bate y la velocidad de salida, se pueden medir con el nuevo software y se analiza cómo afectan el desempeño del jugador y del equipo. Esto trajo una nueva manera de batear. Y los resultados cambiaron. Aumentaron los jonrones y los hits fuera del cuadro. Los porcentajes de bateo, el principal indicador que define el valor de un jugador, aumentaron también.

Por otra parte, el espectáculo mejoró. El atractivo del jonrón lleva a las personas al estadio y a encender la televisión.

En el basketball también cambio la estrategia. La lógica tradicional era jugar bajo la canasta para encestar en base a fuerza y habilidad. Y llegaron los Warriors de Golden State con sus tiros de tres puntos, fuera de la zona de batalla intensa y el juego se transformó. Una lógica diferente, el Wall Street Journal le llamo aprovechar una ineficiencia de mercado.  En lugar del esfuerzo por anotar dos puntos, aplicaron el esfuerzo por los tres puntos. Con menos desgaste de energía y con la posibilidad de destacar a jugadores menos corpulentos. Mayor inteligencia y habilidad son ahora un factor importante además la fuerza y la determinación. El resultado es que los Warriors han sido campeones en dos de las últimas tres temporadas. En el último juego del a temporada 2017, ni el heroísmo de LeBron James fue suficiente para que los Cavs derrotaran a los Warriors.

Al ejecutivo se le presenta la oportunidad de trasladar esos nuevos principios y maneras de pensar, esas diferentes estrategias a la vida de los negocios.  Con frecuencia las empresas tienen mucha información, más datos que análisis. Los datos financieros y de procesos, los tienen las computadoras, pero se requiere una nueva estrategia para aprovechar los datos, como escriben DalleMule y Davenport en el Harvard Business Review.

Como en el fútbol, las empresas tienen muchas personas que generalmente no aprovechan. Solo los gerentes y directores juegan, los demás tienen que esperar a que “los de arriba” tomen las decisiones. El vestidor de las empresas es su cultura, y como los vestidores deportivos a veces está deteriorada. Los ejecutivos no tienen que jugar todos los juegos, esto es, estar en todas las juntas, todos los viajes, todos los proyectos, todas las decisiones. Así podrían descansar, tener mejor balance de vida y tomar mejores decisiones.

Los Warriors entendieron que los tiros de tres puntos pueden ganar partidos, pero los ejecutivos, todavía en la mayoría de los casos basan los resultados en el esfuerzo, la entrega y el heroísmo; que muchas veces no alcanza. Se requiere pensar con inteligencia y habilidad nuevas estrategias.

Las reglas de los negocios también están cambiando, pero esos cambios van más allá de lo que puede controlar el directivo. Pero el directivo si puede cambiar las estrategias aprovechando las estrategias y aumentar la oportunidad de ser mejores que la competencia o más cercanos a los clientes.

Ninguno de los tres cambios de estrategia ha sido fácil. Hay que pensar diferente, primero, probar y ajustar, y sobre todo convencer a los jugadores, directivos, medios y aficionados que es necesario cambiar para poder lograr una ventaja, aunque sea temporal, sobre los competidores. Después, debe continuar la innovación y seguir nuevas estrategias.