La siguiente narrativa está compuesta de muchas conversaciones con emprendedores a lo largo de más de 20 años. “Quería crecer y los consejeros me recomendaron unos consultores caros que hicieron un plan estratégico, me dijeron que contratara la mejor gente y contraté a un headhunter que me trajo todos los directores y gerentes, me dijeron que me hiciera a un lado para dejarlos a ellos dirigir la empresa. Con los costos de tanta gente cara se me bajaron los márgenes antes de crecer, después los nuevos ejecutivos esperaban que ya estuviera todo hecho, no sabían hacer nada ellos solos, hubo que contratarles ayudantes. Las dificultades aumentaron, unos me renunciaron y a otros hubo que despedirlos por sus malas artes. Así cada vez la cosa se puso peor hasta que por fin me cansé y los corrí a todos: consejeros, consultores y ejecutivos, ahora estoy haciendo otra vez yo las cosas y arreglando el tiradero que me dejaron”. Ante la pregunta: ¿Cómo vas entonces a crecer?, la respuesta es algo así como: “Mientras arreglo este desorden no quiero saber de crecimiento”.

Esta historia también tiene finales felices, cuando el emprendedor contrata a los consultores y al equipo directivo y se pone a crecer aprovechando las oportunidades y generando beneficios. ¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué cuesta tanto crecer? Es una realidad que algunos lo logran y otros no. El continuo desafío del emprendedor es hacer crecer su empresa, a pesar que casi siempre les cuesta mucho lograrlo.

Las causas son muchas y muy complejas. Algunos lo atribuyen a que los emprendedores batallan para deshacerse de los empleados / compañeros con los que iniciaron el negocio y la lealtad hace que sea muy tarde cuando se deciden a dejar ir a los compañeros que no crecieron profesionalmente al ritmo que la empresa demandaba. También se menciona la terquedad en mantener una idea o un modelo de negocio muy rígido y no reconocer que hay estrategias iniciales pero que también las estrategias emergentes, necesarias para adaptarse a las nuevas realidades, juegan un papel en el proceso estratégico. Así como estas hay muchas explicaciones para las dificultades que enfrenta el emprendedor. Al emprendedor le cuesta trabajo el crecimiento aún cuando ya haya resuelto los primeros obstáculos. Las circunstancias siguen siendo demandantes. Las conversaciones de crecimiento con los emprendedores descubren un patrón de buenas intenciones, buenos diseños y ejecuciones difíciles.

He recopilado algunos aspectos que si se toman en cuenta pueden ayudar al emprendedor a crecer sin tanto dolor. Está recomendación la puede usted seguir en este espacio en las siguientes dos entregas.

  1. Velocidad de crecimiento.

Crecer no significa lo mismo para todos o en todos los negocios, no todas las velocidades son iguales. No es lo mismo crecer a un dígito que a doble dígito, o más aún como las empresas de internet a triple dígito. Cada empresa puede crecer a un ritmo adecuado para ella, depende de los recursos humanos y financieros, de la tecnología, la demanda del mercado y principalmente de la tolerancia del emprendedor a los riesgos y cambios a su disposición para convertirse en el líder que demanda su empresa.

A veces la velocidad está impulsada por el miedo a que los competidores se apoderen del mercado; esto lleva a forzar la marcha del negocio haciéndole tomar riesgos más allá de los tolerables.

Es muy importante construir los mecanismos de control de la operación y de los recursos clave para poder delegar y concentrarse en el crecimiento. Escoja la velocidad a la cual todavía se sienta más o menos en control, porque hay que recordar que “Si todo entra bajo control, es que no vas lo suficientemente rápido”.

  1. Ayuda externa

Como dice nuestro empresario compuesto, los nuevos personajes que llegan a la empresa son muchos y variados: consejeros, consultores, nuevos ejecutivos, coaches y mentores. Ninguno conoce la empresa como el emprendedor, pero todos tienen una receta mágica y maravillosa. La solución para el emprendedor es la misma que le da un buen pediatra a la mamá primeriza. “Vas a tener muchas opiniones expertas: mamá, suegra, hermana, tías, abuelitas, amigas, tienes que escoger una para hacerle caso, porque si le aplican todos los remedios que te aconsejen van a enfermar al niño en lugar de aliviarlo”.

Así el emprendedor no puede hacer caso a todos al mismo tiempo para aplicar sus recomendaciones a sus problemas, tiene que escoger uno o unos pocos externos para tomarles la opinión. De otra forma vamos a someter a la empresa a todas las teorías de moda y todas las experiencias de los recién llegados, con las consecuencias de que podemos enfermar la empresa en lugar de hacerla crecer.

Continuará en una próxima entrega.