Una película bastante antigua con un mensaje actual. Cuando usted ve un partido de fútbol donde los jugadores parece que juegan a equivocarse, concluye que están tratando de correr al técnico. No hay trabajo de equipo, no hay quien cuide al jefe y los resultados son desastrosos. Traslade este ejemplo a un buque de guerra donde los subordinados no ayudan a su Capitán y se dejan embaucar por las manipulaciones interesadas de un oficial que tiene su propia agenda y el resultado es una muy buena y entretenida película.

El tema es muy interesante. El Capitán Queeg (Humphrey Bogart) empieza a presentar inestabilidad emocional y esto hace que la tripulación lo releve del puesto en medio de una tormenta lo que los lleva a una Corte Marcial. El desarrollo del juicio proyecta la realidad de los personajes y lleva a una conclusión agridulce para algunos de los involucrados y a consecuencias terribles para otros.

Las actuaciones y la dirección son muy buenas y aunque los efectos especiales delatan la época mantiene el interés del espectador.