La ley de las intenciones decrecientes se impone con toda su fuerza. Conforme pasa el tiempo la determinación de lograr o hacer algo (o no hacerlo) va disminuyendo rápidamente. Actúa contra los propósitos de año nuevo inexorablemente. La lista confeccionada en diciembre y más seguramente entre Navidad y fin de año aprovechando el fin de las posadas, cenas y recalentados; se confecciona con la más firme intención “ahora si los voy a cumplir”. Ahora en febrero es buen tiempo para recapacitar sobre los avances que ha logrado.

Ya sea mejorar una relación, bajar de peso, aprender un idioma, lograr un ascenso o hacer un apostolado se empieza a quedar olvidado después de los primeros días o tras romper algunas de las auto promesas que se hizo firme y decididamente cumplir.

La buena noticia es que no todo es falta de fuerza de voluntad. Se dispone ahora de una serie de estrategias que los psicólogos y filósofos han investigado y descubierto por siglos, pero que ha entrado en un periodo más rico en los últimos años.

 

La tecnología de la auto gestión dispone de una serie de herramientas cada vez más poderosas conforme los conocimientos sobre el cerebro aumentan; gracias a la tecnología de imagen entre otras. Por otra parte, los psicólogos y los psicólogos sociales resumen años de investigación y lo ponen a disposición de todos los interesados en “mejorar en tratar de ser alguien mejor”.

Algunos de estos estudios y varias décadas de listas de buenos propósitos me han servido para preparar este resumen que espero le sea útil para mejorar su porcentaje de bateo de cumplimiento de metas y más importante, retomar y re energizar el esfuerzo iniciado con el año nuevo.

  1. El cumplimiento empieza al definir los propósitos.

Es la parte clave. Al escoger las metas hay que mantener el número de metas, por lo bajo, puede ponerse metas sobre varios aspectos, pero pocas metas para cada aspecto. Por ejemplo, si el tema es salud, bajar de peso, comer saludable, hacer ejercicio, hacerse el check up incómodo, dormir bien 7 horas, son demasiadas metas y termina por no hacer ninguna. Hay que ponerlos en fila distribuirlos a través de todo el año, uno por uno para reforzar el trabajo mental de apego.

 

  1. Los objetivos y los propósitos deben tener un fin determinado,

Aprender un nuevo idioma puede ser el camino para lograr un empleo mejor pagado o para poder leer en internet o aún en edades mayores, para mantener la mente fresca y retrasar el Alzhaimer. La causa final debe ser clara y genera una motivación fuerte para realizar los esfuerzos indispensables para el logro.

El “propósito vital”, el moderno Why es elemento que genera la energía para lograr la motivación para alcanzar un objetivo. Por ejemplo, el objetivo financiero puede tener como fin último una vejez cómoda y segura sin ser una carga para hijos y nietos. Este ejercicio previo ayuda a dar rumbo y sentido a los objetivos prácticos.

 

  1. Ayuda aprender sobre cómo lograr los propósitos.

La capacitación y la formación son indispensables para lograr hacer cosas diferentes. Aprender a lograr metas y propósitos es igual. Hay literatura sobre estudios científicos que amplían la cultura de los cambios personales. Por ejemplo, libros como “The power of habits” que muestra como sustituir hábitos no deseados por aquellos que queremos. Otro libro importante es Will Power, Rediscovering our Greatest Strength que puede ayudar a sacar el mejor provecho de nuestra fuerza de voluntad e identificar nuestros patrones de comportamiento y prácticas de decisión o indecisión. En otro nivel, el libro de Alejandro Ortega, Vicios y Virtudes provee de un marco de referencia para hacer un plan de vida general basado en la decena vital basados en 10 aspectos vitales de la vida, los cuales están organizados de la siguiente manera: 3 de supervivencia (dormir, comer y espiritualidad); 3 aspectos personales (trabajo/estudio, ejercicio/deporte y lectura personal); 3 de aspectos referentes a los demás (familia, vida social y servicio comunitario); el décimo elemento es de gozo personal, un “hobby”. 

 

  1. Ayuda partir un gran objetivo en sub objetivos.

Un escritor recomienda: “Nadie escribe un libro, lo que haces es escribir algunas páginas, todos los días. Cuando juntas muchas páginas y hacen sentido haz escrito un libro”. Lo mismo se puede aplicar casi a cualquier propósito. Correr una maratón empieza dándole la vuelta a la manzana y avanzando la distancia hasta lograr los 42.1 kilómetros. Emigrar a Estados Unidos lleva una serie de sub objetivos para lograrlo. Siguiendo este principio pronto se encontrará en la ciudad de sus sueños.

 

  1. Perseverar y disfrutar el proceso

Muchos de los propósitos son abandonados muy pronto porque se falla y automáticamente llega el desánimo y con este el propósito queda guardado hasta el otro año las intenciones decrecen. La recomendación es simple. Para lograr algo importante, un negocio exitoso, por ejemplo, hay que intentar y volver a intentar, para lograr un objetivo importante es necesario perseverar una y otra vez. Pero hay que reintentarlo de inmediato después de fallar, no esperar hasta el próximo año para anotarlo de nuevo como un propósito. Ayuda un poco de buen humor y de reírse de sí mismo por fallar en el intento. Lograr los propósitos no tiene que ser un proceso trágico o aburrido. Trate de encontrar lo divertido de desafiarse a sí mismo y no lograrlo a la primera. Identificar y aceptar las debilidades es siempre de utilidad.

 

  1. Sea flexible

No siempre la “estrategia declarada” es la mejor o la única vía para lograr lo que buscamos. Christensen en su libro How Will You Measure Your Life, habla de las estrategias emergentes, que son aquellas que aparecen en el camino mientras se busca la estrategia principal “declarada”. Un ejemplo puede ilustrar este principio: si usted busca un mejor nivel de vida y lo hace persiguiendo un ascenso en la empresa, de pronto se le puede presentar la oportunidad de iniciar un negocio por su cuenta y abandonar entonces el camino dentro de su empleo actual.

 

  1. Balance y medición.

Si se pone un objetivo de leer 12 libros en el año es importante medir mensualmente el avance. Hay que acostumbrarnos a rendirnos cuentas a nosotros mismos.

Puede ser un balance diario, semanal o mensual, pero debe ser sistemático y frecuente. En un libro leí que los prisioneros americanos aumentan de peso porque no pueden usar cinturones y no ven como van aumentando de cintura. Lo que no se mide no se controla, y si no se controla no se mejora, reza el adagio en las empresas.

 

Resumiendo, no se trata de trabajar más duro, se trata de auto gestionarse mejor y de aprender a hacerlo. Así que, si ha abandonado algunos propósitos, evalué y re intente y si va cumpliendo, mejore su porcentaje de bateo aplicando los conceptos que vaya aprendiendo.