Las grandes transformaciones en la economía y condiciones empresariales actuales tales como la automatización y la inteligencia artificial han propiciado el aumento exponencial de las demandas de efectividad, eficiencia, innovación, flexibilidad y rapidez.

Hoy, la gran interrogante para el líder de negocios es: ¿cómo desarrollar las nuevas capabilities que son ahora necesarias para que la empresa logre sus objetivos?

Tradicionalmente, las habilidades de las personas en las empresas se encuentran separadas en dos grandes grupos: Hard Skills y Soft Skills.

Las habilidades hard comprenden los conocimientos necesarios para desempeñar determinado puesto; por ejemplo: el fiscalista tiene que saber de contabilidad, derecho fiscal y algunas otras disciplinas. En tanto, las habilidades soft, también conocidas como People Skills, son las habilidades de interacción con la gente.

Las habilidades duras, específicas para cada función o cada puesto, se aprenden y certifican en la escuela, en cursos o en diplomados. Además, se pueden cuantificar y estandarizar. También resultan fácilmente reconocibles, lo cual permite que se pueda escoger a la persona más adecuada para determinada tarea. Tales habilidades son tantas como puestos técnicos existan en la organización.

Por su parte, las habilidades blandas o suaves, también conocidas como soft skills, se clasifican en tres grupos:

  • Habilidades personales: son individuales; por ejemplo, el autoconocimiento o la autoconciencia.
  • Habilidades interpersonales: se dan en la relación uno a uno cuando la persona entra en contacto con otra persona.
  • Habilidades sociales o de grupo: son aquellas requeridas para interactuar en un grupo; por ejemplo, las habilidades de colaboración o trabajo en equipo.

Una de las diferencias entre las soft y las hard skills es que las soft son más difíciles de identificar y de cuantificar. Es decir: resulta muy fácil aplicar un examen de conocimientos sobre un campo especifico. Ahora, cuantificar y determinar el grado de necesidad de habilidades soft como comunicación o tolerancia a la presión que requiere un puesto de trabajo no lo es tanto.

Las soft skills son un factor clave de éxito para la carrera del ejecutivo. Con frecuencia, se repite el caso de que el mejor vendedor no es siempre el mejor supervisor o gerente de ventas. Por más que se trate de un experto exitoso, un individuo no siempre puede hacer la transición al nivel superior. Esto sucede porque, simplemente, la persona carece de habilidades de comunicación, liderazgo y trabajo en equipo, indispensables para el manejo del grupo de vendedores y el trato con los jefes.

Entre las principales categorías de habilidades blandas (McKinsey) se enumeran las siguientes:

  1. Habilidades de comunicación oral y escrita
  2. Habilidades de negociación
  3. Habilidades interpersonales y de empatía
  4. Habilidades de management y de liderazgo
  5. Habilidades de entrepreneurship y de iniciativa
  6. Adaptabilidad y aprendizaje continuo
  7. Facilidades de enseñanza y entrenamiento

Todas estas habilidades son importantes en menor o mayor medida de acuerdo con la empresa, el puesto y los clientes. Sin embargo, algunas de ellas son prioritarias, por lo que resulta fundamental saber cuáles son para escogerlas y evaluarlas en los candidatos.

De esta lista de 7 habilidades primarias se derivan decenas. Por ejemplo, de las habilidades de liderazgo y management se desprenden, fácilmente, diez más; entre ellas, capacidad de integrar equipos de trabajo eficientes y competitivos, habilidad como facilitador, destreza en el diseño y construcción de organizaciones, establecimiento de una visión y muchas otras.

La reeducación de la fuerza de trabajo pasa por el desarrollo de las soft skills. Del trabajo individual duro y constante hemos pasado al trabajo flexible, en equipo y con menor estructura. El trabajador actual debe aprender la dinámica de este moderno contexto laboral.

Ya las escuelas y las universidades están empezando a organizarse de manera diferente para la preparación de la nueva fuerza de trabajo. Las empresas, sin embargo, aún tienen que redireccionar a sus colaboradores actuales para que adquieran las habilidades blandas, hoy esenciales.

Como todas, las habilidades soft también pueden ser aprendidas o desarrolladas. Lo primero es determinar cuáles son importantes para la empresa y cuáles hacen falta a los empleados.

Existen cada vez más herramientas para desarrollar skills: videos, cursos en línea, mentoring y coaching. Las encuestas 360° identifican las oportunidades para cada persona. La empresa tiene que considerar qué oportunidades requieren de atención para evaluar los avances de forma individual y por departamento.

Hemos visto diversos casos de éxito en el desarrollo de las soft skills como, por ejemplo, cuando el Departamento de Administración y Finanzas de una empresa salió mal calificado, debido a su falta de empatía, en la encuesta anual en el tema de “Interés por resolver los problemas de sus clientes internos”. Resultaba evidente que, a pesar de que los problemas se resolvían, el sentimiento era el de que lo hacían solo por cumplir. Cuando, finalmente, se dieron a la tarea de analizar cómo hacer a su organización más receptiva y empática con sus usuarios, en un año lograron revertir esta situación y convertirse en una de las empresas mejores evaluadas en servicio al cliente interno.

Las soft skills se han convertido en un factor fundamental para el éxito de las empresas y estas tienen la responsabilidad de lograr que su personal evolucione hacia estas nuevas habilidades. Si bien todas son aprendibles, primero hay que escoger cuáles valen la pena tratar de cambiar para, luego, hacer las inversiones necesarias y, finalmente, perseverar en la transformación.