Así reza el refrán, refiriéndose que la suerte es más importante que la formación, el trabajo y la disciplina. Sólo el azar es responsable del éxito, según la sabiduría popular.

Robert H. Frank en su libro, Success and Luck: Good Fortune and the Myth of Meritocracy, analiza las dos visiones: Una, donde el éxito es fruto de trabajo y de la entrega apasionada con un poco de ayuda de la suerte y la otra versión, en la cual todo depende de la suerte, pero resaltando que, sin una preparación y formación, esta no alcanza para mucho.

Profesor de Economía, autor de varios best sellers y editorialista en el New York Times, Frank enfoca su libro en explicar el efecto que tiene sobre la economía y la sociedad, la creencia dominante que él percibe actualmente acerca del éxito, a saber: Que éste se basa sólo en el trabajo y el esfuerzo individual. Sí esto es así, según la lógica social, todos tienen la misma oportunidad de alcanzar el éxito si se esfuerzan lo suficiente. Por lo tanto, quien es exitoso no tendría por qué compartir sus ganancias con los menos afortunados, ya sea a través de fundaciones y apoyo a la comunidad o pagando una cuota mayor de impuestos.

Casi todo el mundo conoce una experiencia como Frank narra la suya: jugando tenis se desvaneció y su compañero de juego llamo al 911 y mientras llegaba la ayuda y sin ninguna experiencia, se puso a darle masaje al corazón como había visto en la televisión o el cine. La ambulancia llegó en pocos minutos ya que estaba cerca de las canchas. La probabilidad de fallecer en ese tipo de ataques al corazón es de 98%. Las circunstancias, la suerte de que la ambulancia estaba muy cerca por que regresaba de una llamada donde no fue necesaria su ayuda, lo salvaron de morir. Entonces, ¿creer o no creer en la suerte?

Creer que todo se logra con trabajo y esfuerzo, le permite al que emprende dedicarse con pasión a superar los obstáculos para llegar a su objetivo, sin esperar que alguien más haga su trabajo. Frank sostiene que aún en estos casos, existe la contribución del azar.

Como sostenía Newton “Alcance a ver más lejos porque estoy sostenido sobre hombros de gigantes”, si no hubieran existido los pensadores que los precedieron, ni Newton o Einstein hubieran logrado nada equiparable a sus descubrimientos.

El no creer en la suerte tiene otras implicaciones, puede exagerar el rol del empresario en los logros de su empresa, en el crecimiento o las utilidades. En algunos casos, estos fuertemente influidos por el tipo de industrias en que participa, el desempeño de la economía, el crecimiento del país o la aparición de nuevas tecnologías. Muchos casos hemos visto donde cambian las circunstancias, que impulsaba los resultados y se evidencian las carencias de los líderes de la empresa. Se acaba la suerte.

Frank acepta que todos los líderes de negocios exitosos son muy brillantes, apasionados y muy trabajadores, pero sostiene que hay muchos otros igualmente brillantes y dedicados que no son exitosos. Pero como reporta Malcolm Gladwell, la probabilidad de que sean seleccionados para jugar en los equipos deportivos infantiles de los nacidos en enero es mayor que los que nacen en noviembre. Quizá el talento sea igual en los dos casos, pero el tamaño del niño y el desarrollo de la coordinación son mayores para los cortes temprano en la vida, asegura un lugar en los equipos y en las selecciones infantiles en los que se construye y se nutre el talento. La suerte de la fecha de nacimiento es más importante que el talento en estos casos.

La frase de San Pablo, “Que tienes que no te haya sido dado”, ayuda a usted a reconocer humildemente la intervención de un ser superior en los logros y éxitos. Si no cree en las diosidencias, al menos habría que reconocer el azar, la casualidad de haber nacido donde hay medios para la educación y la formación como líder o empresario. Y según Frank, esta humildad hace a la persona más amable y generosa con su patrimonio, el cual puede compartir sin sentir que está regalando algo a quien no se esfuerza lo suficiente.

Aunque uno de los propósitos del autor es explicar cómo el aumento en los impuestos mejoraría la infraestructura y la vida en Estados Unidos, hay muchos otros aprendizajes que se pueden derivar de su lectura.

El principal aprendizaje es la paradoja de negar la importancia de la suerte: los padres que enseñan a sus hijos que la suerte no importa, pueden por esa razón, criar hijos con mayores probabilidades de éxito que aquellos, en su opinión, les dicen la verdad. Esto se basa en que si creemos que el esfuerzo y quien eres es lo que importa, esto hace más sencillo abocarse a las tareas más difíciles. Sin esperar ayuda de la suerte.

Como ve, este libro, escrito por Frank con la experiencia y sus investigaciones, trae a la mesa temas para reflexionar y tomar otras perspectivas de los acontecimientos diarios y de nuestras creencias sobre las bases del éxito: el esfuerzo y la suerte.