Tal como sostienen muchos autores, liderazgo significa cambio. Este concepto aplicaba para las épocas normales de crecimiento económico y de estabilidad social y gubernamental.

Ahora, en tiempos del Covid-19, cuando el cambio es aún más acelerado y radical, el liderazgo tiene que estar a tono con los tiempos y contribuir a que la organización se adapte a la nueva transformación.

 

La importancia de la visión

Circula en YouTube un video de los años ochenta de Joel Arthur Barker, llamado El poder de una visión. Barker se apoya en tres autores para desarrollar su tema: la importancia de tener una clara visión del futuro.

Uno de estos autores es el psiquiatra Viktor Frankl, que narra sus experiencias en los campos de concentración de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Frankl cuenta cómo él, junto a otras personas, lograron mantenerse con vida: todos tenían una visión muy clara de futuro, la cual se convertía en una razón más que valedera por la cual debían poner en juego todas sus energías para sobrevivir a aquel holocausto.

La misma idea aplica para los líderes organizacionales en esta pandemia. Antes que otra cosa, quienes se encuentran a la cabeza deben tener muy clara una visión de futuro de su empresa o de su institución. No solo la visión de salida de la crisis en unos cuantos meses, sino de cómo se verá la empresa en varios años hacia adelante.

Esta visión de futuro define cuál será el factor motivador que animará a soportar los rigores de este proceso de transformación forzado por las circunstancias. Ciertamente, hay muchas decisiones urgentes de supervivencia que se tienen que tomar con muy poca información y de forma muy rápida. Pero hasta donde sea posible, en la empresa, las decisiones de corto plazo deben considerar siempre la visión a largo plazo del líder.

 

La actitud lo es todo

Hoy, el líder necesita gestionar adecuadamente sus estados de ánimo. Cuando parece que todo se derrumba alrededor, el estado del líder debe ser positivo. Una actitud de reto y de confianza contrarresta la tendencia al desánimo y la resignación que comienza a invadir al aislamiento, las grandes dificultades del día a día y la incomprensión del gobierno frente a lo que está sucediendo.

No se trata de fingir que no pasa nada, sino de mantener una actitud de esperanza en que todo esto pronto pasará.

LO IMPORTANTE: evitar caer en la parálisis provocada por el miedo y la desesperación.

 

Humildad: la gran virtud de los grandes líderes

En una nota que nos dejó en la página web, Bernardo Andrews menciona que, en tiempos de confusión, agobio, enojo, etc., también se requiere del líder un estado de aceptación de la ignorancia ante lo que está sucediendo. Realmente, son cosas nuevas para las cuales no había ningún tipo de preparación. La urgencia ante la emergencia llevará al líder a repensar las cosas y reaprender con rapidez.

Esto no es fácil. Es cierto que requiere flexibilidad para cambiar, pero, en principio, se necesita humildad para aceptar que no sabemos qué es lo que está pasando y disponibilidad para aprender cosas nuevas sobre los mercados, las nuevas reglas de juego de la economía y los nuevos escenarios en los que tenemos que participar. Sin duda, nos encontramos frente a una verdadera oportunidad para el aprendizaje, ideal para que toda la empresa aprenda a trabajar y a hacer cosas diferentes y valiosas.

 

Las nuevas estructuras que se avecinan

Después de la crisis financiera del 2008, sobrevino un período de crecimiento y estabilidad en todo el mundo. Eso llevó a que las empresas, con el tiempo, se volvieran lentas y rígidas. Los modelos de gestión viajaron a ese mismo ritmo: sin prisa y con tiempo para equivocarse.

Las nuevas circunstancias exigen otras velocidades y otra agilidad. El líder deberá asegurarse de que la comunicación sea fluida y de que, aun con lo poco que se sabe hasta el momento, la información resulte lo más completa posible.

Las estructuras organizacionales también deberán simplificarse al máximo. Esto significa mayor confianza en los colaboradores, más trabajo en equipo y menos supervisión.

La remotización del trabajo lo ha cambiado todo de un plumazo. Modelos, culturas y políticas tradicionales que, si logran aprovechar los nuevos esquemas, serán de gran utilidad para el líder.

 

De crisis y estrategias

Malik sostiene que la estrategia en tiempos de crisis es naturalmente mucho más compleja. Esto se explica porque ahora es necesaria una estrategia para los nuevos tiempos, capaz de anticiparse y responder con lucidez y eficacia ante los cambios observados.

Esta nueva estrategia requiere de un cambio gradual para su instalación. Mientras dure la transición, habrá que mantener en funciones la estrategia antigua. Esto aumenta la complejidad, ya que habrá que definir e implementar una especie de subestrategia para pasar de la vieja a la nueva. Este proceso de mantener tres estrategias en simultáneo implica, además de una comunicación continua con todos los involucrados, proveedores, clientes y colaboradores, mucho más trabajo.

 

Concluyendo…

Las crisis importantes presentan también increíbles oportunidades que se ponen de manifiesto durante los grandes cambios que el líder debe gestionar.

No perdamos el norte en la tormenta. Tengamos siempre en mente que este gran desafío del contexto actual no ofrece otra cosa más que una gran oportunidad.

Si tienes algún comentario o consulta sobre estos temas lo puedes dejar en nuestra página o enviarnos en correo a radame@adcsa.com.mx con mucho gusto lo atenderemos. Algunos de los temas de las últimas newsletters los ampliaremos conforme avanza el desarrollo de la pandemia.